Seguro que todas y todos conocemos la historia de Carlos San Juan, el urólogo jubilado de 78 años que impulsó una revolución en contra de las entidades financieras para que se atendiera de forma más humana a las personas desconectadas del entorno digital. Carlos San Juan, es un médico valenciano anónimo que padecía la enfermedad de Parkinson, lo que le dificultaba poder emplear los botones con facilidad, tanto en el caso de los dispositivos móviles como el de las máquinas en las sucursales bancarias. Esto le hizo darse cuenta de una realidad que padecía una quinta parte de la población, es decir, 10 millones de personas en España mayores de 65 años no podían acceder a trámites cotidianos porque no podían o no sabían emplear la tecnología. Carlos San Juan, inició una recogida de firmas en change.org bajo el lema “Soy mayor, no idiota” en la que reclamaba a entidades financieras y otras instituciones un trato más humano para la ciudadanía, que se alejara de trámites online que excluyen a personas mayores y vulnerables. Todas nosotras entendemos perfectamente a lo que se refiere Carlos San Juan: lo que para una parte de la sociedad puede ser una comodidad, para la otra parte puede ser un impedimento. Pedir una cita previa desde el móvil, hacer la compra por internet o acceder a tu cuenta corriente a través de una app, no es una oportunidad para el 20% de la población española. ¿Cómo podemos las entidades del Tercer Sector convertir esta desigualdad en una oportunidad sin caer en el paternalismo?

Desde la Plataforma Red Conecta, apoyamos la “Carta abierta de la Asociación Somos Digital a Carlos San Juan y a las entidades financieras: ayudamos a los mayores a usar la tecnología”.  En esta carta, se expone que dentro de esta desigualdad hay múltiples variables que intervienen en aumentar la exclusión, como si vives en una zona rural o si no tienes acceso a internet en casa. Los cambios no son fáciles, y según Somos Digital solo el 38% de las personas entre 65 y 75 años realiza gestiones desde la banca electrónica. Somos Digital, en esta carta, muestra que las entidades que ofrecemos acceso y formación en competencias digitales a la ciudadanía pueden ser una alternativa a la exclusión.

Afortunadamente, la lucha de Carlos San Juan es un caso de éxito: ha logrado más de 600.000 firmas en change.org, teniendo en cuenta que pocas de las personas que defiende están en internet. Pero lo más relevante es que ha conseguido visibilizar la necesidad de garantizar los derechos digitales y que las entidades financieras y otras instituciones entiendan la importancia de comprometerse para facilitar que las personas mayores y vulnerables tengan las mismas condiciones y oportunidades que el resto de la población.

ABRIMOS DEBATE:

Carlos San Juan, en su petición, reclamaba un trato más humano por parte de las entidades e instituciones, ¿es esto posible en plena transformación digital? ¿Qué más se puede ofrecer?

¿Qué acciones podemos implementar en nuestras entidades o en nuestra forma de trabajar para facilitar su inclusión en la sociedad?

¿Qué más cambios podemos proponer a las entidades financieras o las instituciones?

¿Cómo podemos conseguir que la ciudadanía se involucre en la defensa de los derechos digitales de las personas mayores?